"Entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo... (Mateo 27:56)"
Pero había muchas otras Marías además de aquellas dos que se mencionan en este texto. ¿Qué sabemos acerca de ellas? El Señor las distinguía personalmente.
La sociedad de hoy, en su apresuramiento, tiende hacernos sentir como una pieza insignificante en la maquinaria de la vida. Parece que debemos tener números de identificación para nuestras casas, teléfonos, auto, tarjetas, y hasta como ciudadanos. Cuando todos estos números se ponen en las computadoras para facilitar un servicio cualquiera, la persona a la cual pertenece dicho número se pierde en el mar frío de esos aparatos mecánicos. Pero aún así tenemos unas cuantas Marías.
Cuán importante para nuestro bienestar es el sentido de pertenecer a alguien.
El pertenecer a una familia o tener una familia; el tener un lugar al que podamos llamar hogar, un país y una ciudad. El privilegio de poder decir:
"Yo pertenezco allí".
Querida Amiga, en lo profundo de tu corazón, Dios puso este deseo en ti, y en su soberano plan para tu vida, Él ha provisto la respuesta para cada necesidad particular.
Dentro de tu corazón hay un lugar que solamente el Señor Jesucristo puede llenar. Ninguna otra cosa o ser encajaría perfectamente en ese sitio.
Cuando Él llene ese lugar, tu sentirás que perteneces a Dios por completo.
Cada María tiene su lugar en el plan de Dios. Nunca puede haber demasiadas Marías, pues cada una es valorada como un individuo perfecto y único.
¿Estás expresando esta actitud en el día de hoy?
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