Pero hasta que no hayamos perdonado y seamos perdonadas, nuestra conciencia continuará molestándonos continuamente señalando siempre dicha ofensa.
"Acerquémonos con corazón sincero,... purificados los corazones de mala conciencia..." (Hebreos 10:22)
Nuestro Padre desea que vivamos sin sentimientos de culpa y sin una conciencia condenadora. Su conciencia está en la vida de su alma y le capacita para llevar a cabo y desarrollar las relaciones humanas, para saber distinguir lo bueno de lo malo. El alma es muy expresiva y debe poder ajustarse a las demandas paternales, a los imperativos culturales y a formarse así misma dentro de cualquier requisito que tiene como propósito hacer a una persona aceptable en la sociedad en la que vive.
El alma se expresa de diferentes formas y construye una gran parte de su personalidad. El alma se ve en la conciencia, memoria, razonamiento, afectos e imaginación. Piense en estas áreas. ¿Está su conciencia libre y limpia o manchada por la culpa? ¿ Y qué acerca de sus recuerdos y memorias? Si allí hay nitidez y claridad entonces podrá ser edificada. El poder de razonar debe ser traído continuamente bajo la sujeción del Señor al igual que la imaginación.
Los afectos y la vida emocional será protegida por un vivir correcto y justo.
El ser hechas conformes a la imagen de Cristo es ser drásticos en los cambios que necesita la vida del alma. Debe de haber arrepentimiento, perdón hacia los demás y hacia usted misma, y una dedicación completa para seguir más de cerca al Señor. Cuando estas cosas no están ajustadas para con Dios mediante Su Hijo el Señor Jesucristo, seremos lo que la Biblia llama una típica cristiana carnal.
Querida Amiga, rindámonos a Dios completamente también en lo que se refiere a la vida de nuestra alma. Así podremos andar en el Espíritu, sin tener que avergonzarnos ni sentirnos culpables.
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