Su misericordia para con nosotras es constante.
"...Porque nunca decayeron sus misericordias, nuevas son cada mañana; grande es Tu fidelidad." Lamentaciones 3:22-23
En cambio nosotras nos damos cuenta de que nunca podemos llegar a hacer o a ser lo que deberíamos. Pero Dios; Él es tan grande que cuando nosotras fallamos, a veces nos vemos sorprendidas por su compasión y perdón.
¿Por qué es tan difícil volverse al Señor cuando hemos fallado o fracasado?
La vergüenza juega una parte importante, pero quizá la rebeldía no se ha vuelto de su curso. Tal vez podemos esconder nuestros fracasos detrás de grandes palabras y de acciones importantes. No es fácil el ir a Dios y admitir el fracaso. ¿Quién ha prometido que la vida cristiana sería fácil? Nadie.
Pero el carácter de Dios es compasivo, de modo que nunca podemos caer en fracaso total ante Sus ojos. Él siempre está allí en Su Palabra, en los labios de otra mujer cristiana, o en esa voz pequeña que nos asegura su compasión.
Bien sabemos cuán fácil resulta ser fiel en aquellas cosas que nos agrada hacer. Es fácil encontrar tiempo para leer una revista, salir a pasear o ir a comer con una amiga. No es tan difícil el levantarnos temprano y preparar a nuestros hijos para el día que está por delante porque en realidad les amamos. Más aún, el carácter de Dios es de gran fidelidad. Él no puede dejarnos perder porque Su carácter nunca está basado en nuestras circunstancias presentes o nuestra reacción a ellas.
Cuando nos acostumbramos a ir directamente a Dios cuando fracasamos en alguna cosa, encontramos que Él desea perdonarnos y llevarnos en Sus brazos. Pero tengamos cuidado de no abusar de este privilegio pecando constantemente.
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