lunes, 6 de julio de 2015

Una mujer consolada por Dios

Una amiga que hace unos meses quedó viuda, me compartió esta hermosa experiencia que les paso a contar. Tras la muerte repentina de su esposo de 30 años. 

"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación."  
Mateo 5:24

Ella me dijo que contrariamente a ser ahogada por la pena, estaba completamente inundada del amor y consolación de Dios. Son tiempos difíciles, sin duda, pero al volverse a Dios, su consolación se hizo real y pudo soportar la pena con gozo. ¡Sí, Dios fue quién le dio ese gozo! También me dijo que Dios nos da todas las buenas cosas propias de nuestra juventud, pero que Él tiene cosas bellas para nosotras durante todos los años de nuestra vida.
El gemir es algo natural. Gemir por un ser amado que se ha ido, por un mundo que se pierde, por nuestros pecados y desobediencias. El gemir con sinceridad y verdad trae belleza al alma y añade conocimiento a la experiencia humana.

Sólo aquellas mujeres que han gemido saben lo que es ser consolada. 
En la medida de la profundidad de nuestra tristeza viene nuestra consolación. Dios desea traer, querida Amiga a cada una de nosotras a un nivel de integridad. Y esta integridad no es solamente un estado superficial de alegría, sino también las experiencias multiplicadas a través de las cuales debemos de pasar y salir victoriosas.
Es por eso que el gemir es un ingrediente necesario para darle cierto sabor a la vida. Para una mujer cristiana existe un final feliz en su pena, pues Dios mismo ha prometido darle amplia y rica consolación.



viernes, 3 de julio de 2015

Una mujer de paz

A cada niño se le reconoce por pertenecer a una familia en particular y por tener ciertas características en común con sus familiares. Por el amor que tienen a su familia,  cualquiera puede decir que pertenecen a ella.


"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios."  Mateo 5:9

Lo opuesto a un pacificador es alguien que está siempre listo para pelear. 
En otras palabras, cada mujer tiene la capacidad de causar problemas y discordias. O, por otra parte, puede crear paz, tranquilidad y armonía. 
Lo primero y natural que nos sale es pelear porque es lo que nace con la vieja criatura. El egoísmo, la concupiscencia y el anhelo de poder han sido las raíces de millones de muertes debidas a las tantas guerras que ha sufrido el mundo. Es algo que emerge del ser humano en forma natural.

No existen pacificadores naturales. Hasta que Dios no haya hecho una obra profunda en su corazón, la mujer no tiene conocimiento de cómo traer paz en medio de cualquier situación. La obra del Espíritu Santo en la vida rendida y consagrada de una mujer cristiana producirá una profunda paz.

Cuanto necesitamos, querida Amiga, ser utilizadas por Dios para hacer la paz. ¿Acostumbran tus hijos a pelear? Haz la paz entre ellos. ¿Hay algún desacuerdo dentro de tu iglesia? Sé una pacificadora. ¿Hay envidia entre las mujeres, amigas? Trae la paz. Si así lo haces, serás llamada hija de Dios, e identificada en cualquier circunstancia como tal.



jueves, 2 de julio de 2015

Una mujer de corazón puro

Las mujeres que poseen un corazón puro no tienen motivos escondidos en sus relaciones con el Señor. No desean un tratamiento especial, ni dones especiales, ni una interpretación privada de las escrituras. Son sencillas de espíritu.

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios."  Mateo 5:8

Cuando el pecado nubla el área de tu vida, acude prontamente al Señor para confesarlo y obtener perdón. No permitas que nada se interponga entre tú y tu Señor. 

La mujeres que tiene corazón puro son sin mancha delante de Dios. Esto no significa que nunca podrá existir un resbalón hacia el andar en la carne, sino que da a entender que las mujeres de corazón puro desean con todas sus fuerzas mantener muy limpias sus vías de comunicación con el Señor.
Estas mujeres serán las que verán a Dios. Le verán en una perspectiva totalmente diferente. Ya le conocen de una manera distinta comparados a aquellos cuya visión es nublada por la rebelión del yo o los propios intereses.

Pero la gran promesa de Cristo trasciende sin duda el concepto figurado. 
A Dios no le puede ver literalmente ninguna mujer porque es un ser infinito, pero Abraham, Isaías, y otros, vieron a Dios en la persona de Cristo, y los discípulos lo vieron en carne humana (Lucas 17:8-11), y sabemos que a Él tenemos que verle en gloria ( 1° Juan 3:2), si nuestro corazón ha sido limpiado por sangre redentora.
A medida que vamos desarrollando nuestras relaciones con el Señor, querida Amiga,  permitamos el privilegio de limpiar y esclarecer nuestro corazón. 
Esta será la única manera en que podremos ver a Dios tal como Él es.










miércoles, 1 de julio de 2015

Una mujer misericordiosa

Hay un viejo y conocido refrán que dice: "Tarde o temprano, todo vuelve" 
No sólo esto es verdadero en un sentido negativo, como por ejemplo, el demostrar odio produce más odio, sino especialmente en los principios de Dios de recibir tantas cosas buenas de Él.

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia."  Mateo 5:7

¿Qué es la misericordia? ¿Qué significado tiene en la vida de una mujer cristiana? Es muy sencillo. La misericordia es demostrar más bondad de lo que la justicia requiere.
Es algo así como sentir y demostrar compasión. Nuestro más grande ejemplo de misericordia es el de nuestro Señor como Salvador. Dios es misericordioso. 
Él nos ha mostrado a cada una de nosotras más bondad en aceptarnos como somos que lo que la justicia demanda, porque la paga del pecado es muerte 
- Rom 6:23 -
A todo el que ha vivido contrariamente a las leyes de Dios le espera la muerte eterna. Pero por su misericordia somos aceptas en el Amado.

¿Cómo podemos demostrar, querida Amiga misericordia a los demás y así volvernos misericordiosas? ¿Solemos demostrar amabilidad cuando alguien "perturba" de alguna manera algo que amamos? Si somos pacientes, comprensivas y amables, entonces estaremos demostrando misericordia, si bien lo justo sería enojarnos y decir un torrente de palabras...
Así ocurre con la educación de nuestros hijos, ellos deben ser corregidos cuando hacen algo malo o abusan de sus derechos en forma deliberada, pero esto debe hacerse siempre con misericordia.

De esta manera, también nosotras obtendremos misericordia de parte de Dios.