jueves, 10 de septiembre de 2015

Dios... mi Roca

La roca es la parte más sólida y dura de la corteza terrestre. Está debajo de los océanos, de los casquetes polares, y se abre paso a través de las grietas con su enorme fuerza.

"Porque ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?"  Salmo 18:31

La mujer sabia construye su casa sobre una roca: nunca sobre un terreno suave y arenoso. ¿Sobre qué está construido querida Amiga, tu hogar? 
Los Proverbios hablan de la mujer sabia que construye su casa con sus propias manos y de la mujer necia que la derriba también con sus propias manos. Ambas usan el mismo método. La casa construida con amor y gozo es el resultado directo de los esfuerzos de la mujer. La paz está entretejida dentro de la trama de la vida familiar. La esposa sabia trae confort al hogar. Entrar dentro del hogar de una mujer sabia es toda una bendición porque allí se siente la presencia de Dios. Todo aquel que atraviesa su puerta siente los beneficios de aquel ambiente acogedor y hospitalario. Allí nadie es rechazado.

Y debajo de este hermoso hogar está la sólida fundación de Dios mismo, quién es la Roca. Un hogar centrado en la persona de Dios jamás podrá estar basado sobre el terreno movedizo y arenoso de las ilusiones del mundo. Dios, nuestro Señor, es la Roca que sustenta nuestra fe. Al tenerle a Él, disfrutamos de todos Sus atributos. Con Su presencia nos llegan los frutos del Espíritu. La longanimidad ocupa su lugar, y también el amor, la mansedumbre, templanza, el gozo, la paz, paciencia benignidad, bondad y fe.

¿Quién podrá compararse con nuestro precioso Señor? ¿Qué podremos encontrar fuera o dentro de nuestra imaginación que pueda satisfacernos como Él? Absolutamente nada ni nadie, pues Él es ÚNICO.






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