"Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos de trabajo y aflicción de espíritu" Ecles. 4:6
El acudir a los consejeros o gente poderosa que todo lo sabe tampoco sirve de nada.
¿Por qué sucede esto? Porque la paz es una Persona. Una Persona incomparable, sin tiempo ni edad. Una Persona que da lo que Él mismo es; pureza, santidad, tranquilidad. Esta es la Persona de Cristo, y esto es lo que Él puede dar.
El Príncipe de Paz puede en cualquier momento cambiar tus cuidados, tu culpa, tu pecado por Su incomparable don de paz interior. Querida amiga, puedes estar dispuesta a dar todo de ti misma a Él. Entrégale tus problemas y temores, tus pecados y transgresiones, y permite que Él tome de ti todo aquello que desee tomar.
Él hará un cambio maravilloso, despojándote de toda impureza y satisfaciendo con Sus dones. Él desea tu comunión, tus esperanzas y temores, para cambiarlos en paz y calma profundas. Sólo Él puede darte la auténtica paz, porque Él se da por entero a Sí mismo.