jueves, 27 de agosto de 2015

En el tiempo apropiado

En todos los textos de Eclesiastés que hemos compartido se destaca la sabiduría como cosa excelente. Vemos como las cosas cambian en el transcurso de la vida, en la manera que hemos de ser sensibles para tratar con cada una de ellas.

"Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar."  Ecles. 3:7

Por ejemplo, al hacer un tejido muchas veces se deshace algunas vueltas para luego hacerlas mejor por segunda vez.
El cosido es muy común en las manualidades, pero hoy usaremos esta analogía para reconstruir nuestras relaciones con los demás. Quizás querida Amiga, tengas necesidad de recomponer ciertas barreras de discordia, celos o malos entendidos para reconstruir otras más positivas y provechosas que sean agradables ante nuestro Padre Celestial.

¡Hay también un tiempo de callar! Muchas de nosotras necesitamos aprender este punto importante de la sabiduría, pues la mayoría de nosotras tenemos necesidad de aprender a disciplinar nuestros espíritus de modo que sepamos escuchar. Se puede llegar a escuchar cuando nuestra boca está cerrada pero nuestra mente aturdida y centrada en cualquier otra cosa. Ahora bien, para escuchar con atención y asimilar lo que se oye, hemos de mantener nuestra boca cerrada pero nuestra mente fija en la conversación de la otra persona que trata de comunicarnos algo. 
Aprenderemos un ciento por ciento más escuchando que hablando.
Dios ha hecho provisión también para las mujeres que callan. El dice: "...hay tiempo de hablar." No ocultemos la sabiduría que hemos adquiriendo escuchando. 

En el tiempo apropiado, comparte con otras hermanas libremente porque de esta manera tendrás cosas muy valiosas para decir.



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