" Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua."
Prov. 31:26
El Señor no desea que seamos ásperas o rudas (aún inconscientemente) al enseñar a otros. El ofrece darnos sabiduría libremente. Sólo hemos de pedirla. Esta sabiduría es sentido común concentrado.
"... y la ley de clemencia está en su lengua." La mujer virtuosa no solo es amable, sino que enseña a otros a ser amables. Lo enseña en primer lugar por medio de sus propias acciones y amabilidad. Puede enseñarlo también entrenando o adiestrando a sus hijos para que sean amables y gentiles los unos con los otros. La rudeza, la burla, las palabras groseras, las palabras de doble sentido, las palabras que lastiman, las palabras torpes, etc y la falta de cortesía no tienen lugar alguno en su casa.
Notemos, queridas Amigas que esta amabilidad comienza en su lengua.
Cuando no podemos recordar algo, solemos decir: "lo tengo en la punta de la lengua". En otras palabras, no tiene que pasar a través de todo un proceso de pensamiento; más bien está allí, a la mano.
Querida Amiga, ¿Está la amabilidad "a mano" en tu vida? ¿Es tu forma natural de responder?
En estos últimos días, Dios ha dado el don de "una palabra de sabiduría".
No tiene que ver con lo concerniente a un pensamiento premeditado, sino más bien es la gracia que habla expresando lo que Dios dice en un tiempo propicio. Es la revelación directa de la mente de Dios para un propósito específico.
El hablar palabra de sabiduría traerá a Dios dentro de situaciones que tu misma no podrás resolver en tus limitaciones humanas.
Pero no importa cuales sean tus talentos o dones, Dios espera que seas amable y cordial. Esto puede ser lo más precioso de tu vida como mujer.
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