jueves, 7 de mayo de 2015

Su hogar la cautiva

No seamos haraganas al comprar. A nuestro esposo le costó mucho hacer ese dinero, y debe ser gastado con sabiduría.

"Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos"  Prov. 31:13

¡La mujer virtuosa es una buena compradora! No acepta cualquier material, sino el mejor. Podría ser más fácil no cansarse recorriendo negocios, pero así adquiere la satisfacción de que ha empleado su dinero sabiamente.
Es también buena trabajadora. No teme ensuciar sus manos con los quehaceres de la casa, se deleita y son la expresión de su creatividad. Así como Dios creó todas las maravillas de la nada, esta mujer puede tomar la casa y las ropas para volverlas bellas para la gloria de Dios.
Acepta el desafío cuando tu hogar o trabajo así lo requiera.No te desanimes al repetir sistemáticamente las mismas actividades cada día. Piensa en cuantas veces Cristo tuvo que perdonarnos por las mismas cosas, y aún lo sigue haciendo; sin embargo Él nunca se cansa de obrar a favor nuestro. El lavar los platos puede ser una ocasión para que oremos por nuestro hogar. Barrer la casa y pasar un trapo es más placentero si se hace entonando un coro de alabanza. El bañar a nuestros hijos es una bendición cuando vemos que ese tiempo invertido puede ser utilizado para afianzar valores o conocer sus inquietudes o dudas y poder reflexionar juntos, veremos queridas amigas en poco tiempo algo hermoso y muchas buenas decisiones de parte de ellos que nadie era capaz de predecir.
Miremos con detenimiento a esta mujer virtuosa, ella hace con deleite cada tarea de la casa. ¡Ella es una verdadera mujer de Dios!



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