" Es como nave de mercader; trae su pan de lejos." Prov. 31:14
Tenían que resistir los poderosos movimientos del mar, los cambios de tiempo y los ataques sorpresa del enemigo, hasta la piratería.
A menudo debían ser reparadas una y otra vez, pero a pesar de todo...siempre llegaban bien al próximo puerto para vender sus preciadas mercaderías.
Sabemos que, Dios no mira a una mujer como si fuera un barco, sino que más bien nos da el ejemplo de las características de estas naves con relación a nuestras actitudes. ¿Te ves, querida amiga, como una delicada belleza frágil y casi inútil? O quizás has ido hacia el otro extremo y te sientes como un burro de carga, que debe sobrellevar a toda tu familia. Hay un perfecto equilibrio en el cual podemos ser fuertes y útiles a la vez conservar nuestra femineidad.
Otra muestra de fortaleza interior es la capacidad de salir de un mar de dificultades a una bahía de calma y paz.
Ella trae su comida desde lejos. Busca hasta que encuentra justamente lo que su familia necesita y disfruta con todo placer. Pone tiempo y esfuerzo en todo las comidas que prepara. La comida preparada con amor, tiene otro "gustito", otra "pinta" y satisface mejor.
El amor trata siempre de complacer a los demás, pero requiere un esfuerzo extra, el de una mujer que quiere agradar a Dios. Si querida amiga, no te gusta cocinar, pide al Señor que haga surgir en tu corazón ese amor, es toda una virtud.
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