jueves, 22 de octubre de 2015

Cristo, nuestra libertad y gozo

La soledad equivale a desolación. Una tierra seca sólo produce polvo y un desierto no puede dar vida ni sostenerla. Esto es lo que produce el pecado en la vida de una mujer cristiana.

"Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra en la que no morará nadie, ni pasará por ella hijo de hombre."  (Jerem. 51:43)

¿Por qué a veces las mujeres cristianas son mujeres solitarias? Sabemos que tenemos un amigo con quién hablar, un compañero constante en el Espíritu Santo y un Padre Celestial que ve cada movimiento nuestro con amor y compasión. ¿Qué es entonces lo que sucede cuando tenemos ese sentimiento de soledad y falta de amor? Las esposas lo sienten durante todo el transcurso de su matrimonio.
Los niños protestan porque se sienten solos durante su adolescencia. 
También los hombres tienen sus "altos y bajos" en este sentido.
Cuando no estamos permaneciendo en la Vid verdadera podemos sentir una hueste de emociones negativas. No nos estamos apropiando conscientemente de la vida de Cristo. Las ramas y las hojas de la vid en el reino de la naturaleza reciben su savia porque están bien adheridas al tronco principal.
Por lo tanto, si estamos adheridos al Señor en oración, en el estudio de Su Palabra, y comunicando nuestra fe a los demás, recibiremos la vida de Él.

En un lugar de soledad, tendremos amistad. La auto-compasión se tornará preocupación por el bien de los demás. El sentimiento abrumador será disuelto por la libertad y el gozo.
Querida Amiga, permanece consciente en Cristo; en Él no existe la soledad.

.Patricia.







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