viernes, 29 de mayo de 2015

Anhelo complacido

Muchas esposas subirían a la terraza de su casa y gritarían con todas las fuerzas las buenas cosas que han hecho para su familia.
Muchas de tus labores y esfuerzos pasan plenamente desapercibidos. 
A propósito de esto....¿Has sentido alguna vez que los demás piensan que lo que haces es ni más ni menos que lo que "debes hacer"? Qué pocas veces se oye un "gracias, mamá", o " qué rica estaba la comida, querida".

"Dadle del fruto de sus manos y alábenla en las puertas sus hechos." 
 Prov. 31:31

La vida de una mujer está ensamblada alrededor de hombres que les gusta ser complacidos. Primero fue papá, luego los hermanos, entonces el novio y finalmente el esposo. Dios lo ordenó así cuando Eva cayó en tentación y Él decretó que sus pensamientos y los deseos de su corazón serían para su marido. De manera que si nos damos cuenta de esto, será más fácil para nosotras el poder funcionar correctamente en el área donde fuimos puestas para desenvolvernos. Pero aún así, necesitamos ser apreciadas por nuestros hombres. 

¿Cómo?
Dios dice aquí que nuestras propias obras nos alabarán en las puertas. 
Las puertas eran donde los hombres del poblado se sentaban a juzgar diversos asuntos y a tener compañerismo.
La mujer virtuosa tiene todo el derecho de ser apreciada por las cosas que hace. No necesitará gritarlo desde su terraza para llamar la atención a sus esfuerzos, pues sus obras piadosas proclamarán la alabanza.
Esa ventana que has limpiado con tanto esmero para que brillara como una joya alabará tus esfuerzos. Esa torta de chocolate alta y esponjosa testificará de tus habilidades. Tu hijo adolescente que vive una vida limpia es la obra de tu trabajo y tu alabanza.
Y por sobre todo, Dios ve y mantiene un registro excelente de las obras de tus manos. El aprecia tu esfuerzo para andar con Él cada día. La bendición de Dios sobre ti, querida Amiga, y tu familia muestra Su complacencia en la obra que Cristo está haciendo en tu vida.



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